Me acerqué a la ventana.
Miré al exterior.
Vi los árboles casi sin hojas ,pero no desnudos.
Varios pájaros revoloteaban de una rama a otra, dando pequeños
saltitos. Las luces del árbol de Navidad estaban encendidas.
Era de noche en la plaza del pueblo. Y también en mi corazón.
Habían pasado los días y los meses. Pero el dolor por haberte perdido
continuaba latente en mí.
Otra Navidad sin ti, sin alegría ninguna..
Desde que te marchaste de mi lado, algo se rompió dentro de mí.
Te recuerdo cada día, como si aún estuvieras aquí.
Y ya no estás. No estarás físicamente jamás.
Aunque sé que todo el amor permanece intacto ya nada será igual.
No puedo verte ni hablarte. No podemos reír juntos.
¿ Por qué ?.

Sé que no estás muerto. No en mis recuerdos.
Ni en mis sentimientos. Eso jamás.
Por eso, al contemplar la belleza que existe en la Navidad, no puedo
dejar de pensar que es un sueño, que todo es mentira.
Después recuerdo cómo te reías, lo que te gustaba esta época.
Y le digo a mi tristeza que deje caer las capas de dolor.
Que se empape de la magia de las luces iluminando mi pueblo.
Es Navidad, ¿ te acuerdas ?.
Sí, lo sé. Voy a recordar de nuevo.
Abro los ojos. Miro alrededor y entonces te veo.
¡ Estás ahí !. ¡ Has vuelto !.
Toco tus mejillas sonrosadas. Tus labios sonrientes.
Me sonríes. Te sonrío.
Toco tus manos y... ¡ eres tú !. Estamos juntos como siempre.
Me pellizco para comprobar que estoy aquí. Y lo estoy. Estoy contigo.
Juntos como antes.
Y escucho tu voz dulce susurrar :
- Has estado mucho rato profundamente dormida, amor.
¿ De verdad ?. ¿ Sólo he estado soñando ?.
Dios mío, no era verdad... Él no se ha ido... Sólo ha sido una pesadilla.
¡ Estás aquí, conmigo!. ¡ Como antes !.
¡ Dame la mano !. Vamos a la calle.... ¡ Deprisa !.
¡ Es Navidad !. Y es Navidad porque estás tú a mi lado...
No volveré a desperdiciar ni un solo momento de los que estemos juntos
porque estar contigo es estar permanentemente llena de luz.